Meditación sobre el crecimiento responsable
La vida es el bien más preciado, la guerra es el suceso más desastroso, el crecimiento el motor de la vida.
Mi abuelo Luis me decía que: «que a él le hubiera gustado ser hijo suyo».
Con una mente pequeña nos fijamos solo en los problemas sin hacer balance, nos aferramos a la perpetuidad del planeta limitando el crecimiento y por tanto la vida.
Nos quejamos de la soledad y de su opuesto (la sobrepoblación); no lo entiendo. La mayoría de la gente es maravillosa y la tecnología permite que cada vez haya más y más alimentos. El economista Thomas Malthus en 1798 dijo que la población crecía más que los alimentos y que iba a ser un gran problema: estaba muy equivocado. Cada persona, de promedio, produce más de lo que consume (en libertad de mercado) … y por eso cuantas más personas hay en el mundo, más posibilidades hay de que aparezcan innovaciones que nos permita vivir mejor; por eso ahora somos 8.000 millones de personas en las mejores condiciones humanas que nunca antes han podido alcanzarse. Por término medio en la actualidad una persona solo destina al 20 % de su salario a comida; hace décadas era el 80 %. Mi abuelo tenía mucha razón.
La tierra como cualquier otro elemento universal tendrá un final; pero por probabilidad ni nosotros ni nuestros descendientes de varias generaciones lo veremos; el tiempo de nuestras vidas es tan insignificante en el reloj universal que es altamente improbable que lo podamos ver, y no por ello debemos de dejar de cuidar el planeta con todo nuestro conocimiento; es nuestra casa… pero siendo cuidadosos en no frenar el crecimiento ético. El ecologismo radical y dogmático limita el crecimiento y la vida.
Crecer es expandir el milagro universal: ¡la vida!… y permite que el círculo virtuoso actúe: más vida trae más vida y más calidad de vida.
Las empresas para ser fuertes deben crecer hacia fuera (cantidad) pero también hacia dentro (calidad y valores)… fíjate en un árbol: tan importante es la copa como la raíces.
En Clinica Baviera el crecimiento es un valor innato: crecemos en pacientes, en personas, en clínicas, en países, en oportunidades, en calidad, en innovación, en valores, en relaciones, …en todas las opciones vitales que nos ponen a nuestro alcance. ¿Nos da vértigo? Si… pero lo superamos.
Crecer te permite compartir; y “compartir es vivir”.
Y como persona tienes la bonita opción de buscar el “crecimiento personal” hasta el último día de nuestras vidas.
Que tengas muy buen día.